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¡Que nos matan el espíritu emprendedor!

Tengo que compartir estas palabras escritas por Ángel, del blog Vivir al máximo.
Se puede decir más alto, pero no más claro:


''En estos tiempos que corren en los que la palabra emprender está en boca de todos, la universidad se ha establecido como uno de los grandes motores del emprendimiento en España. A través de todo tipo de cursos, concursos y conferencias, parece que las universidades están intentando que cada vez sean más los estudiantes que nada más graduarse monten su propia empresa.
Lamentablemente, los resultados que han logrado hasta el momento estas iniciativas dejan mucho que desear. La dura realidad es que la mayoría de estudiantes que terminan la carrera –incluso esos que ganan los concursos de innovación y jóvenes empresarios– no montan ninguna empresa sino que se ponen a buscar trabajo y, salvo en contadas ocasiones, van directos a las listas del paro o encuentran un empleo de mileurista (los más “afortunados”).
A mí, que llevo más de dos años intentando sacar adelante mis pequeños negocios, me hace mucha gracia que desde la universidad se promueva tanto el emprender. Lo veo como una gran contradicción porque en mi experiencia lo que realmente hace bien la universidad es justo lo contrario: matar el poco espíritu emprendedor que te queda tras tu paso por el instituto y prepararte para ser un obediente empleado.
Este artículo es una recopilación de las distintas formas en las que mi paso por la universidad me ha “lastrado” a la hora de crear mi propio negocio. Como no me gusta criticar por criticar, para cada uno de estos problemas propongo además algunas ideas sobre cómo en mi humilde opinión se podrían hacer mejor las cosas.
NOTA: Este post está escrito desde mi experiencia personal. Ten en cuenta que yo estudié cuatro años de Ingeniería Informática en España y uno en los Estados Unidos, así que es posible que algunas cosas cuento no tengan mucho sentido aplicadas a tu carrera o tu universidad. También quiero aprovechar la oportunidad para agradecer a algunos de los magníficos profesores que tuve lo mucho que me enseñador, y para darles las gracias por intentar cambiar las cosas aunque el sistema no se lo permitiese.

1. Te enseñan investigadores, no emprendedores

Existe una grandísima desconexión entre la universidad y el mundo real. Pese a que muchos de los profesores son grandísimos profesionales, su falta de experiencia en empresas hace que acaben enseñando conceptos demasiado teóricos o desfasados, olvidando que el objetivo prioritario de los alumnos es el adquirir habilidades valiosas que te permitan ganarte la vida.
No sé a ti, pero si mi objetivo fuese trabajar como chef en un restaurante (mío o de otra persona) me gustaría que el que me enseñase a cocinar fuese un chef de éxito, no mi abuela o el cocinero de un campamento de verano, que aunque sepan cocinar de maravilla no me van a poder explicar cómo conseguir que los clientes no tengan que esperar demasiado por su comida o cuanta materia prima comprar para que no sobre al final del día. Sin embargo, en la universidad se empeñan en que un grupo de investigadores cuya labor secundaria es dar clases te preparen para trabajar en algo que no es investigación.
Si el objetivo de la universidad es preparar a los alumnos para el mundo laboral, ¿por qué la gran mayoría de los profesores no han dirigido o trabajado en una empresa en los últimos años?
Lo siento mucho, pero por muchas vueltas que le doy no le veo la lógica.

Propuestas

  • Contratación de empresarios que puedan enseñar a los alumnos conocimientos técnicos desde un punto de vista más práctico.
  • Conectar los trabajos universitarios con el mundo real. Por ejemplo, que al acabar una asignatura de programación todos los alumnos pongan a la venta su programa a través de la tienda online de Windows. Que durante la carrera los alumnos vean maneras en las que lo que hacen puede generar ingresos.

2. Te hacen creer que tienes que conocer todos los detalles antes de poder empezar algo

Hace poco, un amigo de Madrid me contaba que un chaval de su pueblo que no fue a la universidad –y, en palabras suyas, tampoco destacaba por su inteligencia– montó una página de concursos por Internet en la que los participantes tenían que mandar mensajitos de móvil para poder optar a ganar ciertos regalos. El diseño de la web era malísimo, pero al parecer el tipo se forró y ahora vive en una mansión y recorre el pueblo en su deportivo. Pero la historia no acaba ahí. No contento con su éxito inicial, el mismo individuo recientemente montó una red Wi-Max que da cobertura a otro pueblo y ahora le cobra a los vecinos una cuota menor que la de una ADSL por poder utilizarla. Otro exitazo.
Como diría mi querido Rober: “todos los días veo a personas más torpes que yo que están ganando millones.”
Buscando el porqué de este fenómeno, llegamos a la conclusión de que el paso por la universidad te inculca la mentalidad (equivocada) de que debes estar perfectamente preparado antes de enfrentarte a un proyecto.
Igual que te enseñan que para crear software necesitas ser Ingeniero Informático, piensas que para poder montar una red Wi-Max primero tienes que hacer un máster en redes Wi-Max. Mientras tu inviertes un año y 6.000 euros en estudiar la frecuencia de las ondas Wi-Max, el otro tipo escucha hablar por casualidad de la tecnología, hace un par de búsquedas en Internet para enterarse de cómo va el tema, compra el router y a la semana siguiente lo tiene funcionando.
No es necesario un título para saber sobre algo. No es necesario un profesor e ir a clase para aprender algo nuevo. No es necesario ser un súper-experto sobre un tema para empezar a ganar dinero con él.
La universidad enseña disciplina, pero acaba con la iniciativa.

Propuestas

  • Pedir a los alumnos que hagan cosas que no se han enseñado en clase para que aprendan a buscarse la vida.
  • Insistir más en el lado práctico de las asignaturas. Potenciar el que los estudiantes HAGAN más y memoricen menos.

3. Te acostumbran a necesitar a alguien que juzgue tu trabajo y tome decisiones por ti

En la universidad son los profesores de cada asignatura los que juzgan tu trabajo. Aunque en teoría existe un criterio de evaluación objetivo, este incluye frases muy genéricas que dan cabida a diferentes interpretaciones por lo que en la práctica la última palabra la tiene siempre el profesor.
Es decir, puedes hacer un examen o entregar un trabajo estupendo y como no es “lo que quiere el profesor” te llevas un suspenso a casa. Al final, a base de palos acabas aprendiendo que la mejor estrategia para tener éxito en la universidad es averiguar qué es lo que quiere el profesor y dárselo, independientemente de que tú lo consideres mejor o peor.
Cuando creas tu propio negocio te das cuenta de que cada día tienes que tomar decenas de decisiones y que ni existe un criterio de evaluación ni nadie para decirte qué está bien y qué está mal. Tu eres el único juez (y a larga el mercado), y si te equivocas está en juego tu tiempo, tu dinero y tu reputación. Tienes que dar la cara sí o sí y ya no vale lo de echarle la culpa al profesor porque era muy malo. Ah, y no hay recuperación en Septiembre .
No hace falta que te diga que el cambio de una a otra situación es BRUTAL. La mayoría de personas se asustan sólo de pensarlo y huyen despavoridas en busca de un contrato indefinido y un jefe que les diga cada día lo que tienen que hacer.

Propuestas

  • En vez de que pedir a todos los alumnos que hagan un mismo trabajo utilizando los mismos recursos, proponerles un problema, dejarles libertad para solucionarlo de la manera que cada cual considere más apropiada y pedirles que justifiquen su decisión. Evaluarles en función de lo bien que su solución resuelva el problema y de la coherencia entre sus decisiones y el por qué detrás de las mismas.

4. Te lo dan todo demasiado “mascadito”

Es una gozada el tener profesores que te den los apuntes de su asignatura en un PowerPoint, con todo bien explicado y dibujos de colores (de los que utilizan transparencias amarillentas de hace 20 años prefiero no hablar). Facilita tremendamente el aprendizaje de los alumnos, lo cual es algo muy positivo.
El único inconveniente de ponerlo todo tan fácil es que cuando acabas la carrera y quieres aprender algo nuevo te das cuenta de que ya no hay ni apuntes ni profesor, sino un problema que necesitas solucionar y un montón de información sobre el tema. Eres TÚ el que tienes que buscar entre ese mar de datos hasta encontrar lo que buscas y luego ser capaz de aplicarlo a tu caso concreto.
Pocos profesores te enseñan a ser capaz de resolver un problema por ti mismo, y en general se limitan a decirte exactamente lo que tienes que estudiar para poder hacer el tipo de ejercicios que van a entrar en el examen. O aun peor: te hacen memorizar varios temas sin importarles que de verdad los entiendas y hayas aprendido algo útil. Recuerdo que una vez en clase un profesor nos dijo “esto no vale para nada y está en Internet, pero tenéis que memorizarlo porque es lo que hay.” Me entraron ganas de vomitar.
Al final montar un negocio consiste en cobrar por resolver un problema que tienen un grupo de personas. Pero si los alumnos no saben resolver problemas y quieren que se lo den todo hecho y les digan exactamente lo que deben hacer, ¿de dónde van a salir los emprendedores?

Propuestas

  • Clases en las que el profesor sea más un guía que un jefe.
  • Exámenes que realmente evalúen tu capacidad para resolver un problema, en los que puedas utilizar libros e Internet y tengas que APLICAR lo que has aprendido durante la asignatura, no escupirlo sobre el papel sin saber ni lo que estás diciendo.

5. Te enseñan sólo de lo tuyo

Montar un negocio es complicado porque además de ser capaz de ofrecer un producto o un servicio por los que otros estén dispuestos a pagar, tienes que tener un nivel mínimo en otras habilidades: marketing, ventas, comunicación, contabilidad… Si fallas en alguna esas áreas el edificio se derrumba. Por eso, la mayoría de startups que están compuestas por un equipo sólo de técnicos fracasan.
En la universidad te enseñan conocimientos relacionados con la carrera que estás estudiando, pero en ningún momento te ofrecen formación sobre el resto de temas necesarios para hacer que una empresa funcione. En mi caso, todo eso lo he tenido que aprender yo por mi cuenta leyendo libros, artículos en Internet y experimentando.
Creo que los estudiantes de cualquier carrera se beneficiarían de tener unos conocimientos mínimos sobre negocios y emprendimiento. Tanto si después de graduarse deciden crear una empresa como si no, al menos tendrían unas herramientas para entender mejor cómo funciona el mundo a su alrededor y para montárselo por su cuenta si fuese necesario.

Propuestas

  • Una serie de asignaturas optativas sobre emprendimiento para todas las carreras que tratasen temas como marketing, ventas, contabilidad, comunicación, psicología, copywriting

Conclusiones

La universidad hoy en día es una institución obsoleta (desde el punto de vista laboral, no investigador). En su momento cumplía a la perfección su función de producir empleados obedientes, que es lo que requería el mercado después de la Revolución Industrial, pero ahora eso ya no es suficiente. En la economía de la globalización e Internet lo que se necesitan son jóvenes capaces de pensar por sí mismos, de crear algo útil y compartirlo, de generar sus propios puestos de trabajo. Puedes llamarlos emprendedores, linchpins o lo que te dé la gana, pero lo que está claro la universidad está fracasando estrepitosamente en esa labor, tal y como demuestran las actuales cifras del paro.
Da igual que se organicen mil congresos de jóvenes emprendedores, eso no va a solucionar el problema. Las universidades españolas necesitan una regeneración desde la base, un cambio importante de filosofía que solucione los siguientes puntos:
  • Eliminar el politiqueo actual. Propongo imitar el sistema americano, en el que los profesores no pueden hacer un doctorado en la misma universidad en la que estudiaron ni pueden trabajar en la misma universidad en la que se doctoraron.
  • Potenciar el aprender por encima del sacar buena o mala nota. ¿Sería posible una universidad en la que no hubiese exámenes, donde el objetivo de la carrera fuese únicamente adquirir conocimientos y producir activos (artículos, trabajos, planos, software, etc.)? A la hora de contratarte las empresas no te valorarían por tu expediente, que no existiría, sino por lo que hayas producido a lo largo de la carrera y lo que seas capaz de aportar.
  • Potenciar el pensamiento crítico y la creatividad. Menos memorización y más aplicación de lo aprendido. No sólo enseñar conocimientos, sino también enseñar a aprender y a resolver problemas.
  • Poner a los estudiantes en contacto con el mundo laboral desde el primer día. Darle una orientación más práctica a las asignaturas, dejando siempre clara la utilidad de los conocimientos impartidos. Si no me va a servir para algo útil no debería estar obligado a aprenderlo. Contratar profesores con experiencia en empresas que enseñen
Obviamente esto es sólo un esbozo, pero esa es la dirección en la que pienso que debería ir la universidad si queremos que de verdad sirva para crear emprendedores.
Y tú, ¿cómo mejorarías la universidad actual? Si has estudiado y luego has intentado crear una empresa, ¿qué dificultades te has encontrado en el camino? ¿Qué te hubiese gustado saber?''



Comentarios

  1. Buenísima reflexión!!! Esperemos que todos pongamos nuestro granito para conseguir que esto cambie...La esperanza es lo último que se pierde. Un besete

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    Respuestas
    1. ¡Ojalá Cati! La esperanza siempre siempre nos acompaña. Un beso.

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  2. Una entrada muy interesante. Gracias por compartirla. Un saludo.

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  3. Una reflexión muy buena... esperemos que llegue a donde tiene que llegar y empiecen a cambiar las cosas. Un beso y buen finde

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