Y para terminar la Semana dedicada al Niño, les comparto un estupendo reportaje publicado hace unos días en la revista Magazine, en cuyo ESPECIAL INFANCIA realizaban esta entrevista al conocido Javier Urra, psciólogo y autor de libros como El pequeño dictador.
''Lo que no se pueda solventar con la educación no tiene arreglo''
Justo
antes de esta entrevista, por ejemplo, imparte una conferencia en una
jornada en el Institut Català de les Dones en Barcelona sobre cómo
combatir el machismo y la violencia de género. Urra aboga por la
sensatez. “Ya de niños –advierte– hay que enseñar a embridar el ego y a
no levantar la mano, a que no valen excusas como‘me obcequé’”. En otro
momento, invita a “educarlos con sentido crítico y sabiendo que hay
cosas que están bien y otras que están mal, aunque haya quien las haga”,
criterio que puede ser crucial desde para ponerse ante un videojuego
violento hasta para manejarse en el maremágnum de internet.
En
una sociedad en la que están de moda la autoayuda y el 'coaching', con
programas televisivos muy populares de ayuda a padres con hijos
conflictivos, Urra se muestra partidario de abordar los problemas sin
exponer al menor a los focos. “Está bien mostrar a la sociedad qué
problemas tenemos, pero no hay que hacer de ellos un espectáculo”, dice.
Le preocupa además que se relativicen los problemas y una sociedad
malacostumbrada: “Hoy se acaba diciendo: tengo un problema, necesito una
'supernnany'”. “Me llama gente –explica– diciendo: ‘No puedo con mi
hijo’. ¿Cuántos años tiene?: ‘Cuatro, me araña, se tira al suelo y no me
hace caso...’. ¿Pero cómo no va a poder con él? ¡Haga algo, sea eficaz,
que a su padre y a su abuelo no les dieron tantos cursos de pedagogía!,
sabían lo que tenían que hacer: ‘Muy bonito, pues si no te levantas, te
quedas ahí todo el día...’”.
En su centro psicopedagógico, un equipo de especialistas trabaja para ayudar a menores con conflictos mediante terapia individual, grupal y familiar.
De los chicos que tratan, un tercio toma psicofármacos y un 70% se
excede en el consumo de cannabis y alcohol; tras la terapia, de cada
tres casos, “dos mejoran sobremanera y en uno fracasamos”, resume. ¿Una
perspectiva desalentadora? Él no arroja la toalla.
¿Cuáles son hoy los mayores problemas de los niños y los adolescentes?
La
malnutrición, dificultades en el acceso a la educación, primordialmente
para las niñas, situaciones de guerra y necesidad de salir del país en
malas condiciones, enfermedades como las de transmisión sexual –en el
caso del sida, también por transmisión materna– y el machismo. Esta
sería una visión de la problemática del mundo. Y, en España, la
sobreprotección, el alcohol y otras drogas, las separaciones de los
padres mal llevadas, la baja edad para dar consentimiento a las
relaciones sexuales con adultos (es a los 13 años) y el mensaje de “no
hay futuro”, de no hay futuro laboral o para irse a vivir un joven por
su cuenta.
Si dependiera de usted legislar, ¿a qué par de normas daría prioridad?
España
tiene muy buenas leyes; el problema no está en las leyes, pero
cambiaría dos cosas: aumentaría la edad de consentimiento para tener
relaciones sexuales con adultos hasta los 15 o 16 años, y en la ley de
Responsabilidad Penal del Menor, endurecería la sanción para los casos
más graves: homicidio, asesinato, violación. Y luego, me plantearía a
qué edad los jóvenes deben tener derecho al voto, yo la bajaría de los
18 años a los 17 o 16, no para que fueran elegibles, pero sí para que
votaran.
¿Por qué?
Se trataría
de que los jóvenes se interesaran por la política y los políticos por
los jóvenes, porque si no, en este país, un señor de 83 años vota y su
nieto de 17 no, y no sé yo a quién de los dos le preocupa más el futuro.
Buscaría que las cadenas de televisión, sobre todo, tuvieran espacios
hechos por jóvenes y para los jóvenes, con sus temáticas, informativos,
porque eso nos permitiría a la sociedad entera conocer qué les ocupa y
les preocupa y actuar. Hay que darles espacios. Y luego, hay que
potenciar la red social, fomentar más posibilidades que hacer botellón… y
que pudieran hacer más de ciudadanos de primera línea, ser más
partícipes.
¿La crisis empeora sustancialmente las condiciones de los más jóvenes y sus perspectivas?
Sí
en cuanto a aspectos como el paro, claro: el paro juvenil es brutal,
supera el 50%; es muy grave. Una de las consecuencias que ha conllevado
es que los jóvenes deban viajar a otros países para buscarse la vida.
Aunque a mí, que salgan fuera no me preocupa tanto, comprendo que se
diga que se les forma aquí y luego se van, pero el mundo es pequeño, ya
es uno, las fronteras están diluidas. Hoy se coge un avión con mucha
facilidad, hablas por Skype, no era como cuando los abuelos se iban a
Argentina y no les veías más. Por otra parte, creo que ha venido bien la
austeridad en el sentido de que en España había mucha tontería,
¡parecía que sólo se pudiera beber agua mineral!, que si llega el tren
cinco minutos tarde te tienen que devolver el importe del billete... ¡la
vida no es así! En ese sentido, la crisis nos ha ido bien. Pero nos ha
ido mal en que ha crecido la venta de ansiolíticos, antidepresivos,
hipnóticos... Los padres y las madres tienen más ansiedad, más estrés
por la pérdida del puesto de trabajo o porque temen perderlo; eso hace
que haya más nervios e irritabilidad en las familias; o a lo mejor
porque la pareja querría separarse y con la crisis no le salen las
cuentas... Todo esto aumenta las situaciones de conflicto familiar. Como
el hecho de que haya familias que han vuelto con los abuelos, con los
consabidos problemas que esto conlleva. Así que le veo aspectos muy
negativos a la situación y alguno positivo. España tiene un problema muy
grande que es la no independencia de los jóvenes. Están hasta los
treinta y tantos en casa de los padres, ahora, a veces, en la de los
abuelos. Es un problemón. Hay que empujar a los chicos a que salgan
antes,como pasa en Estados Unidos o en los países nórdicos. Eso no
significa un desapego, es bueno que se hagan una vida. Por ahí tenemos
muchísimo que andar.
¿Es usted de los que creen
firmemente que la mayor parte de los problemas de la infancia se podría
resolver con más y mejor educación?
Lo que yo creo es
que lo que no se pueda arreglar con educación no tiene arreglo. Yo llevo
30 años vinculado a la justicia y me he dado cuenta de que esta es como
poner tiritas cuando te están bombardeando. Hay que educar, y si educas
bien… Voy a publicar un libro, que se titulará 'Psicohigiene', que va
en esta línea. Por ejemplo, cómo educar ya desde la infancia para no
levantar nunca la mano a la pareja, para no agredir a otro conductor
yendo en el coche, para no cavilar ideas negativas, no pasar del amor al
odio o no alimentar el rencor y la envidia… Si otro tiene mejor coche,
pues vale… tú vive tu vida. Hay que enseñara proteger la naturaleza, a
alimentarse bien, a hacer ejercicio, a vivir de una manera más natural.
Educar es vital, y hay que aplicarse los lunes, los martes, los
miércoles... La mayoría de la gente ya se maneja en un marco de normas
sociales, usted y yo hemos quedado a una hora y aquí estamos. Pero
quizás hay que recuperar valores morales –antes se les llamaba virtudes,
y no pasa nada porque se denominen así–, que nacen de uno mismo.
Siempre estamos con que nos digan desde fuera qué hacer, y no, deben
salir de uno. Hay que inculcar a los niños la idea del esfuerzo, del
trabajo bien hecho, de la solidaridad; enseñarles cómo comportarse en la
sociedad, el saber hacer, la delicadeza, las formas, cosas que se están
perdiendo. No perdamos la riqueza del lenguaje, que la gente lea no
sólo titulares sino las columnas de opinión y aprenda a dialogar y que
se tenga un sentido espiritual de la vida –que un chaval mire las
estrellas y se haga preguntas, sea luego religioso o no–. Todo esto se
incluye dentro del concepto de educación. Y es muy importante para
encaminar a los chavales hacia un mundo de posibilidades, que es
poliédrico y donde lo distinto debe enriquecer... Un niño debe ir a ver a
otros niños enfermos, saber que la abuela que tiene alzheimer a lo
mejor no le reconocerá…, porque todo es parte de la vida. Hay que educar
en los sentimientos, hemos educado mucho en la razón, lo que está bien,
pero hay que llegar a la emoción del ser humano, así nos evitaremos
problemas después.
¿Estos problemas y caminos de mejora son comunes a España y todos los países desarrollados?
Yo
creo que sí. Ahora, por ejemplo, es muy preocupante el aumento de niños
en riesgo de pobreza; o en todas partes hay padres a los que habría que
retirar los hijos porque no los cuidan. Pero también hay problemas
diferentes según los países –y otros que a veces cuesta reconocer,como
algunos relacionados con drogas y menores–. En Alemania, ahora que nos
fijamos tanto en ese país, se suicidan cinco veces más que en España y
otros países mediterráneos. Alemania es un país que funciona, ¿pero la
gente es feliz? A lo mejor tienen tres trabajos, los hijos no están con
los padres sino con los abuelos… el sistema funciona, pero ¿y las
personas? Estas cosas también hay que medirlas, la misma Organización de
las Naciones Unidas se ha empezado a plantear si aparte del producto
interior bruto y otros índices de desarrollo no habría que medir la
felicidad. La tertulia, salir con los amigos… nada hay más terapéutico,
porque si no la gente vive 83 años y muere diciendo: “No he tenido
tiempo de...”. Vamos contra el reloj.
¿Y a evitar esto hay que enseñar desde la infancia?
¡Y aun antes! No olvidemos a los niños que nacen con síndrome de alcohol fetal porque la madre bebió en el embarazo.
Los
patrones indeseables de las sociedades avanzadas (dieta inadecuada, que
los niños dependan de los horarios laborales de los padres...), ¿es
cierto que acaban siendo también problemas exportados a los países menos
desarrollados?
Sí, pero es que yo no sé si es fácil
evitarlo. En países como Brasil, considerado emergente, seguro que ven
los errores del desarrollo y dicen, por ejemplo, no vamos a desforestar
los bosques, pero yo no sé si pueden evitarlo. ¿Los estados tienen hoy
poder real o dependen más de un marco económico-geopolítico
internacional?; ¿los políticos tienen un poder real, o los medios de
comunicación pueden denunciar en este mundo de intereses? Yo creo que la
única medida es tejer una resistente red social-ciudadana. No hay que
esperar que todo venga de papá Estado, y más cuando este tiende a
aligerarse, a reducir gasto. El ser humano tiene que ser responsable de
sus actos y conductas. Hay que enseñar a la gente, a las nuevas
generaciones, sobre todo a autogobernarse, a no tener todo marcado, así
evitarán dificultades, cuando ahora es una tendencia muy preocupante la
psicopatología, la idea de reducir toda dificultad a trastorno y
tratarlo con psicofármacos.
¿Se refiere a que se medica demasiado a los niños, a que muchos aspectos de su conducta se consideran patológicos?
Bueno,
el trastorno de hiperactividad, por ejemplo, tiene, en mi opinión, un
diagnóstico hipertrofiado. Otra cosa es que estamos haciendo una
sociedad muy estresante, cuando lo que tendríamos que hacer es no tratar
tanto a los niños por todo sino construir una sociedad mejor, en que el
niño no tenga que ir corriendo a todas partes, aprendiendo todos los
idiomas y a tocar toda clase de instrumentos, o que como papá y mamá
están separados, hoy toque ir a comer a casa de papá y a cenar a la de
mamá, pero pasado y el siguiente a la de los abuelos… Hay que evitar que
un niño de ocho años acabe teniendo la vida estresada de sus
progenitores y que cuando tenga un problema, pues nada, que lo vea el
psicólogo o el psiquiatra… Es que a lo mejor no hay tal problema y basta
con que intervenga la familia. Por eso me refería antes a la necesidad
de educar en una vida sana y para saber sobrellevar las emociones y las
situaciones de la vida. Hay que enseñar a los menores a manejarse en ese
estrés y en el conflicto. ¿Se les enseña a afrontar una ruptura? Porque
tienen muchas posibilidades de vivir una ruptura de pareja a lo largo
de su vida; pero no se enseñan estas cosas y luego se convierten en
problemones. Así pues, ¿sabemos las claves? Sí, pero es cierto que luego
no es fácil aplicarlas.
No lo es.
Pero
a la vida se le puede pedir lo que puede dar, porque si no, qué pasa,
que la gente busca atajos como la droga, el choriceo y se escuda en el
“mientras no me pillen”... Oiga, no, además de la ley, están la ética,
la moral, la conciencia. Es ahí donde hay que poner el acento y dar buen
ejemplo. ¿Un ejemplo? Rafa Nadal. Me parece un buen tío, un tipo que es
sencillo, gana, pierde, vuelve a ganar, explica las cosas con humildad;
es un buen ejemplo para nuestros niños. La selección española de
fútbol, un equipo que se crea con Vicente del Bosque, que no prima el
ego personal, es otro buen ejemplo.
¿Cuando
proponía antes algunos cambios legales, pensaba en esos casos que
trascienden periódicamente y causan gran conmoción, de niños que mueren a
manos de sus progenitores, que son víctimas de abusos...?
No
hay que cambiar las cosas a golpe de noticia, pero tampoco cambiarlas
alegando siempre esta excusa. Las leyes son para ir actualizándolas,
deben evolucionar como lo hace la sociedad o las nuevas realidades, las
nuevas tecnologías... Estas, por ejemplo, hacen que lo que antes era un
problema en grupo pequeño ahora tenga una repercusión mayor y más
instantánea, aumentando el efecto en quien es violentado. Por eso
también hay que enseñar a los niños a manejarse en este mundo. Un chico
debe asumir que si resultas feo, pues resultas feo; sé simpático, pero
no te justifiques en que como eres feo y no ligas, necesitas deshinbirte
y por eso bebes alcohol. No; das una imagen que no eres tú. Y luego, en
la vida, no todo es como tú querrías. La vida te abofetea antes o
después, y en cambio educamos a los niños en una urna de cristal. Hay
que enseñarles a conocerla como es, lo que no quiere decir que no se les
deba ilusionar con la vida y con compartirla… pero sabiendo que no es
Disney.''
Y con estas palabras en mente, ¡que pasen un feliz viernes!
Y recuerda...pásate mañana por aquí, que es sábado para pensar.
Estupenda entrevista. Gracias por compartir. Un bico y buen finde.
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