Es bien sabido que como educadores, una de nuestras tareas vitales, fundamentales, esenciales e imprescindibles es crear en los pequeños un sano desarrollo de su autoestima, ya que esto construirá en la personalidad del niño una base sólida sobre la cual proyectará sus actitudes, pensamientos, emociones, etc, de una forma positiva y orientada a la superación. Y Margarita Heisen en su libro Autoestima y tacto pedagógico en edad temprana nos da la receta para ello:
Clave 1: EL AFECTO
Durante el proceso de aprendizaje en el niño interactúan, entre otros factores, sus sentimientos, influyendo en el resultado de dicho proceso. Por tanto, si el niño aprende en un ambiente de afecto y cariño, es muy probable que el resultado de sus aprendizajes sea totalmente satisfactorio y positivo. Y es que la afectividad es la clave para que el niño afronte con confianza y seguridad la vida y, con ella, su etapa escolar, ocurriendo que, cuando la base afectiva es débil, el niño temerá al futuro y su etapa escolar la puede afrontar como si de una amenaza constante se tratara, creciendo con desequilibrio e inestabilidad.
Se ha comprobado, efectivamente, que el afecto es un factor determinante en la niñez, para que posteriormente en la etapa adulta el pequeño pueda desenvolverse de la mejor forma, siendo capaz de resolver conflictos de manera adecuada y vivir plenamente.
Tratarlo y respetarlo con amor es abrirle al niño la puerta hacia una etapa adulta en la cual él también pueda querer y respetar a los demás.
Clave 2: EL RESPETO
Respetar a un niño (y a cualquier persona) no es negociable. Debemos velar por el bienestar de ellos, su salud física, mental y emocional, sin privarle de aquellas cosas que le son necesarias. Un niño tiene valor por el simple hecho de ser persona y, por tanto, merece ser respetado.
Parece absurdo nombrarlo, pero todavía hay miles de niños que no son respetados, llegando a sufrir hasta extremos impensables situaciones de violencia, acoso, desnutrición, y similares, por culpa de seres irresponsables y desgraciados que son capaces de cometer tales atrocidades. Tratemos a los pequeños como nos gustaría ser tratados, sin repetir patrones de conducta vividos que causaron efectos negativos.
Y no solo el respeto al niño, sino al entorno, a la naturaleza, a los demás seres vivos que nos rodean, los cuales también merecen un trato respetuoso ya que forman parte de este mundo, incluso antes de aparecer nosotros en él. Es nuestra fuente de vida, y por este simple motivo debemos fomentar su respeto.
Clave 3: LA CONFIANZA
Una clave importante a la hora de educar es la de creer y tener fe en las posibilidades y capacidades de cada niño, puesto que negar o dudar de ellas puede tener verdaderas consecuencias negativas para ellos en su actitud, comportamiento y autoestima. Debemos confiar en ellos, motivándolos y expresándoles nuestra certeza en que son capaces de lograr las metas establecidas. Así reciben ellos indirectamente un mensaje de fortaleza y de capacidad de trazarse objetivos y desarrollar nuevas destrezas, cada vez más complejas.
Las creencias que los demás tienen sobre nuestras capacidades influyen significativamente, especialmente las de aquellas personas importantes para el niño, entre ellas, su educador/maestro-a/profesor-a. Por tanto, es esencial transmitirles frecuentemente nuestra confianza en sus posibilidades, determinando así la forma de actuar, pensar y sentir del niño en su favor. Sin embargo, si transmitimos pensamientos de derrota, debilidad e incapacidad el niño se sentirá frustrado y se rendirá con facilidad, abandonando prontamente la consecución de objetivos.
''No darse por vencido a la primera'' es la clave.
Clave 4: LA SEGURIDAD
Y como último secreto o clave para conseguir una buena autoestima en los pequeños, encontramos la seguridad. Tenemos la responsabilidad de crear ambientes seguros para ellos, tanto a nivel físico como emocional. Especialmente el segundo.
Hay que tratar de mantener una actitud y conducta similar, constante y estable a través del tiempo, estableciendo normas, reglas y rutinas que permitan al niño moverse y actuar bajo la certeza de encontrarse rodeado de personas con las que puede contar y que satisfacerán sus necesidades afectivas, sus cuidados, etc, así como la posiblidad de ''adelantarse'' a algunas tareas que llevará a cabo a lo largo del día.
Asimismo, debe aprender a enfrentarse a los cambios, ya que son parte de la vida, pero conociendo lo que se espera de él en las diversas circunstancias que se le den y sabiendo que se encuentra en un entorno afectivo-emocional que le proporciona seguridad.
¿sabes cuáles son las cuatro claves para conseguir una sana autoestima en los peques?
Clave 1: EL AFECTO
Durante el proceso de aprendizaje en el niño interactúan, entre otros factores, sus sentimientos, influyendo en el resultado de dicho proceso. Por tanto, si el niño aprende en un ambiente de afecto y cariño, es muy probable que el resultado de sus aprendizajes sea totalmente satisfactorio y positivo. Y es que la afectividad es la clave para que el niño afronte con confianza y seguridad la vida y, con ella, su etapa escolar, ocurriendo que, cuando la base afectiva es débil, el niño temerá al futuro y su etapa escolar la puede afrontar como si de una amenaza constante se tratara, creciendo con desequilibrio e inestabilidad.
Se ha comprobado, efectivamente, que el afecto es un factor determinante en la niñez, para que posteriormente en la etapa adulta el pequeño pueda desenvolverse de la mejor forma, siendo capaz de resolver conflictos de manera adecuada y vivir plenamente.
Tratarlo y respetarlo con amor es abrirle al niño la puerta hacia una etapa adulta en la cual él también pueda querer y respetar a los demás.
Clave 2: EL RESPETO
Respetar a un niño (y a cualquier persona) no es negociable. Debemos velar por el bienestar de ellos, su salud física, mental y emocional, sin privarle de aquellas cosas que le son necesarias. Un niño tiene valor por el simple hecho de ser persona y, por tanto, merece ser respetado.
Parece absurdo nombrarlo, pero todavía hay miles de niños que no son respetados, llegando a sufrir hasta extremos impensables situaciones de violencia, acoso, desnutrición, y similares, por culpa de seres irresponsables y desgraciados que son capaces de cometer tales atrocidades. Tratemos a los pequeños como nos gustaría ser tratados, sin repetir patrones de conducta vividos que causaron efectos negativos.
Y no solo el respeto al niño, sino al entorno, a la naturaleza, a los demás seres vivos que nos rodean, los cuales también merecen un trato respetuoso ya que forman parte de este mundo, incluso antes de aparecer nosotros en él. Es nuestra fuente de vida, y por este simple motivo debemos fomentar su respeto.
Clave 3: LA CONFIANZA
Una clave importante a la hora de educar es la de creer y tener fe en las posibilidades y capacidades de cada niño, puesto que negar o dudar de ellas puede tener verdaderas consecuencias negativas para ellos en su actitud, comportamiento y autoestima. Debemos confiar en ellos, motivándolos y expresándoles nuestra certeza en que son capaces de lograr las metas establecidas. Así reciben ellos indirectamente un mensaje de fortaleza y de capacidad de trazarse objetivos y desarrollar nuevas destrezas, cada vez más complejas.
Las creencias que los demás tienen sobre nuestras capacidades influyen significativamente, especialmente las de aquellas personas importantes para el niño, entre ellas, su educador/maestro-a/profesor-a. Por tanto, es esencial transmitirles frecuentemente nuestra confianza en sus posibilidades, determinando así la forma de actuar, pensar y sentir del niño en su favor. Sin embargo, si transmitimos pensamientos de derrota, debilidad e incapacidad el niño se sentirá frustrado y se rendirá con facilidad, abandonando prontamente la consecución de objetivos.
''No darse por vencido a la primera'' es la clave.
Clave 4: LA SEGURIDAD
Y como último secreto o clave para conseguir una buena autoestima en los pequeños, encontramos la seguridad. Tenemos la responsabilidad de crear ambientes seguros para ellos, tanto a nivel físico como emocional. Especialmente el segundo.
Hay que tratar de mantener una actitud y conducta similar, constante y estable a través del tiempo, estableciendo normas, reglas y rutinas que permitan al niño moverse y actuar bajo la certeza de encontrarse rodeado de personas con las que puede contar y que satisfacerán sus necesidades afectivas, sus cuidados, etc, así como la posiblidad de ''adelantarse'' a algunas tareas que llevará a cabo a lo largo del día.
Asimismo, debe aprender a enfrentarse a los cambios, ya que son parte de la vida, pero conociendo lo que se espera de él en las diversas circunstancias que se le den y sabiendo que se encuentra en un entorno afectivo-emocional que le proporciona seguridad.
¡Y ahora, solo queda ponerlo en práctica!
Preciosa entrada totalmente relacionada con el mundo de las #emociones. Gracias!
ResponderEliminarbeset