No solo hemos de conocer las emociones, sino también ser capaces de percibirlas, sentirlas y comprender el por qué de su aparición. Y lo conseguiremos junto a los alumnos con estas propuestas.
El emocionómetro. Se trata de una escala de siete columnas, cada una de un
color y con el nombre de cada una de las emociones básicas. Toda emoción-columna
gradúa también la intensidad de la emoción (cuanto más arriba, más intensa se
siente). Como rutina matinal, cada niño una vez identifique la emoción que siente,
sitúa su foto en el lugar adecuado del emocionómetro. El modo de trabajo sería
preguntar ¿qué sientes?, ¿dónde lo sientes en tu cuerpo?, ¿qué ha sucedido para que te
sientas así?, ¿qué te pide tu emoción, qué necesitas?, ¿puedes hacerlo tú solo o
necesitas ayuda?, y posteriormente ubicar la foto. A lo largo del día sería posible ir al
emocionómetro y cambiar la foto según hayan ido transformándose las emociones
sentidas.
¿Qué sienten los personajes? De las películas infantiles conocidas y de
atracción para los niños, se selecciona una escena de unos pocos minutos (tres o
cuatro) en la que se manifiesten claramente diversas emociones por parte de los
personajes. Se visualiza una vez, sin darles ningún tipo de pautas a los alumnos.
Posteriormente, se vuelve a visionar pero ahora advirtiéndoles de que han de fijar su
atención en las emociones que se pueden percibir, qué personajes las demuestran y
cuáles pueden ser las causas. Una vez acabe la escena, se realiza una puesta en común
acerca de lo que han percibido. Esta actividad puede llevarse a cabo una vez por
semana
Malena en el espejo, de Elena Ferrándiz. Este cuento trata de una manera
muy peculiar la autoestima. Narra la historia de Malena, que no se gusta en el espejo
y emprende todo un viaje interior de búsqueda para sacudirse complejos y prejuicios
hasta que logra aceptarse tal y como es. Después del cuento, se realizará una asamblea
de reflexión acerca de lo que sucede, cómo es Malena, qué hace, aplicándolo también a la vida de los niños, con preguntas como ¿te conoces a tí mismo?, ¿te quieres?,
¿tienes miedos?, ¿qué te gusta de ti?, ¿qué no te gusta?...
Besos mágicos. Se sitúa a los niños sentados en el suelo, formando una
asamblea. Entonces, se selecciona a un compañero para ocupar el centro. Cuando esté
colocado, se le tapa los ojos y se elige al azar a otro niño para que le de un beso en la
mejilla, momento en el cual deberá intentar adivinar qué compañero ha sido el que le
ha dado el beso. Después de comunicar su respuesta, contará a los demás cómo se ha
sentido al recibir ese gesto de cariño.
El momento piropo. De pie, formando un círculo los niños se irán pasando un
peluche con forma de corazón al ritmo de una música. Cuando pare, la persona que
tenga el peluche en sus manos saldrá al centro y los demás deberán decirle, uno por
uno, cosas buenas de su forma de ser y de su físico. Otra variante es decir los piropos
completando la frase: te quiero porque ...
El picor. Esta dinámica se realiza de pie, formando un círculo. El niño que
comienza lo hace inventando y diciendo qué parte del cuerpo le pica, haciendo
además el gesto. El siguiente, dirá y hará el gesto de lo dicho por el anterior más el
suyo, y así sucesivamente. Por ejemplo, María dice que le pica la barriga, y se la
rasca. Juan, que está a su lado, dice que a María le pica la barriga, se la rasca, y que a
él le pica la cabeza, y se la rasca. Federico le rasca la cabeza a Juan y dice qué es lo
que a él le pica... Una vez lo hagan todos, se comentará cómo se han sentido durante
la dinámica.
Así me siento cuando... Este juego consiste en completar la frase anterior con
cada emoción, estableciendo las causas que nos producen las emociones. Por ejemplo,
me siento alegre cuando me abrazan mis padres. Cada niño establecerá una causa que
lo haga sentir alegre, triste, enfadado, avergonzado y con miedo, siendo todas
anotadas en un cuaderno.
Nuestro diccionario de emociones. En esta actividad, cada niño dibujará la
situación o el acto que anteriormente expresó que lo hacía estar alegre, triste,
enfadado, ... para formar así un diccionario propio de las emociones vinculadas a las
causas con las que los niños las relacionan. Esta especie de libro estará formado por
capítulos que llevarán por título el nombre de una emoción, reuniéndose en él todos
los dibujos que representan causas vinculadas a la emoción que trata el capítulo. En la sección de la alegría, los dibujos de causantes de alegría, en la sección de la tristeza,
los dibujos de actos que causan tristeza, y así sucesivamente.
Mural de la felicidad. Este será el mural donde se plasmen cosas que hayan
pasado en el colegio o en casa que han proporcionado alegría y felicidad a los niños.
Tras reflexionar acerca de estos momentos o acontecimientos, realizarán dibujos
donde reflejen esas situaciones. A un lado el docente escribirá una pequeña frase que
explique de qué se trata, formando así un mural donde se reúnen situaciones que
aportan calma y alegría a los pequeños.
Te imito. Por parejas, se sitúan frente a frente para verse bien. Uno de los dos
comienza a actuar y expresar corporalmente, con gestos y sonidos una emoción dicha
por el docente o propuesta por un niño. El otro compañero tendrá el rol de espejo,
debiendo por tanto imitar totalmente los movimientos y expresiones. Posteriormente
se intercambian los roles.
Adivina, adivinanza. Este juego consiste en adivinar cómo se siente un
compañero de clase que por gestos y expresión facial imita una emoción. El que
adivine será el que salga a representar otra.
Cortometraje ‘’Empathise’’. Este cortometraje de dos minutos aproximados
de duración refleja la historia de un niño que acude a la perrera a por su primera
mascota. Aunque está en inglés, es muy visual e ideal para trabajar la empatía y la
comprensión emocional si, después de visionarlo, se comentan en común las ideas y
pensamientos que los niños han tenido acerca de lo que sucede. El enlace es el
siguiente: https://www.youtube.com/watch?v=cnpaMIg611c.
¡Fantásticas propuestas!
ResponderEliminarDesde que empecé la carrera de Educación Primaria, siempre me llamó la atención este ámbito de la educación. Tristemente no existen asignaturas que nos permitan desarrollarnos como educadores emocionalesta también, por ello decidí realizar mi Trabajo Fin de Grado sobre ello y ¡qué buena elección hice! Además de investigar y formarme un poquito en Educación Emocional, reafirmé la necesidad de incluirla en todos los coles ¡e institutos! pues es la única forma de ser existosos en la vida, no solo laboral sino en la personal también.
María, realmente haces una gran labor dando a conocer la Educación Emocional para todos los docentes, sean novatos o veteraros. Gracias.
Un abrazo.
Yo también lo hice sobre Educación Emocional precisamente porque en toda la carrera apenas fue nombrada a pesar de la trascendencia que tiene en la vida de los alumnos y en la labor docente. ¡Pero eso puede cambiar gracias a los que apostamos por ella!
Eliminar¡Gracias por comentar, Marta!