Cuando un arquero dispara una flecha sin objetivo alguno de tipo deportivo, hace una muestra de toda su destreza. Si está en juego una medalla de bronce, empieza a ponerse nervioso. Si se trata de una copa de oro, se le ciega la vista, ve entonces dos blancos y se desconcentra. Su habilidad sigue siendo la misma, pero el premio hace que esté más preocupado por ganar que por tirar con el arco. La tensión de la victoria le debilita.
- Tranxu -
Ahora, situemos este fenómeno en el punto de vista pedagógico, los exámenes, las notas y el ansia por los resultados académicos.
Extraído del libro La pedagogía del caracol, de Gianfranco Zavalloni.
Un texto muy bueno para reflexionar. Un saludo.
ResponderEliminarPero estamos los profes, que conocemos a nuestros alumnos y podemos compensar el fallo, y también adiestrarlos para que sean capaces de controlar sus nervios.
ResponderEliminarBuen fin de semana con un beso.
Pues sí que es cierto, pero también coincido con Carmen Cardeñosa en que para eso estamos los profes para paliarlo en lo posible . Muy buena semana.
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