''A mí me gusta el cocholate (chocolate)''
''Mi papá tiene un coche decapitale (descapotable)''
''Me duele el estómambo (estómago)''
''Me dan miedo los focolilos (cocodrilos)''
''Cristóbal Molón (Colón) fue quien descubrió América'''
¿En qué aula de educación infantil, e incluso primaria y hasta secundaria, no se escuchan cosas así? ¡En ninguna! Aunque en los primeros niveles este hecho es mucho más frecuente, la incorrecta pronunciación casual e involuntaria de palabras es algo común y normal que puede ser corregido de una forma tradicional (repitiendo, escribiéndolo varias veces...), o por el contrario, aprovechando ese error para explotar la creatividad de los alumnos, convirtiéndolo así en un error fantástico, útil, y casi divino. Es lo que nos propone Gianni Rodari con la técnica del error creativo: no desechar los errores (tanto en la escritura como en la expresión oral) que por casualidad se dan y emplearlos como fuentes de inspiración e invención.
¿Y cómo hacerlo? Muy fácil. Me situaré para ejemplificarlo en el aula de infantil.
Imaginémonos en una asamblea, debatiendo algún tema, reflexionando sobre algo que hemos hecho o que vamos a hacer, y de repente... ¡plín! Un pequeñín nos dice que le dan miedo los focolilos. Sí, los focolilos. En función de la edad de los niños puede ser que inmediatamente algunos compañeros le corrijan que no es focolilo, que a lo que se refiere es a un cocodrilo. Incluso si lo desean, podremos buscar imágenes en internet y hablar sobre estos animales aprovechando la espontánea situación de aprendizaje que se ha dado. Pero no, esto no queda ahí. Después de saber que la palabra correcta para referirnos a este animal es cocodrilo, volvemos a focolilo. ¿Qué puede ser un focolilo?, le preguntamos a los niños, ¿un animal? ¿una comida? ¿un personaje? ¿un superhéroe?
Entre todos, le daremos una definición a esta nueva palabra que mágicamente ha surgido gracias al fantástico error inicial. Y quién sabe si crearemos así al protagonista de un nuevo cuento, o a un lugar mágico donde la gente vive dentro de focos de luz, o a un animal inexistente al que le podemos dedicar un dibujo y organizar después exposición de focolilos, o incluso un taller de cocina en el que cocinemos focolilos (¿podría ser un postre en el que se mezcla yogur, fresas, plátanos y piña?, ¡qué rico!).
Todo dependerá de qué sea un focolilo, y eso solo lo podrán decidir los niños, demostrándonos así que una equivocación es una genial oportunidad para encender nuestra imaginación y volar, crear e inventar.
Entonces, ¿qué podría ser un focolilo?
Por supuesto, un focolilo es un error fantástico cuyos resultados pueden dejarnos atónitos, asombrados, sorprendidos. ¡Así de estupenda es la creatividad!
¿Lo probamos?
Me encanta la idea ji ji Un beso y buen finde.
ResponderEliminarGran idea, la aplicaré en el aula, jiji: bss
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo, me gusta mucho tu entrada. Gracias
ResponderEliminarEs una idea estupenda... :) Gracias por compartir. Besos.
ResponderEliminarUna idea genial, gracias María por compartirla. Besetes
ResponderEliminarMe gusta. Gracias por compartir.
ResponderEliminarUn besico
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