¿Quién
 no conoce a este pececito naranja de rayas blancas? 
Muchas somos las 
personas que hemos disfrutado viendo la película, pero pocas son las que
 caen en cuenta del valioso mensaje que transmite y cómo en ella podemos ver reflejadas algunas actitudes inadecuadas que tenemos con los niños y con aquellos que poseen una discapacidad. 
¡Muchas gracias Virginia, compañera de ''futura'' profesión, por hacerme descubrir el vídeo!
La
 conclusión que extraigo es que debemos aprender a controlar esa 
tendencia casi natural nuestra a sobreproteger a aquellos que 
consideramos ''más débiles'', por ser niño, tener una discapacidad, o 
cualquier motivo similar. Muchas veces nos autolimitamos o limitamos a 
los demás, convirtiendo en una desventaja aquello que puede ser una ventaja o virtud, permitiendo que limite aspectos en nuestras vidas que, como bien muestra el vídeo, pueden ir mucho más allá de lo que imaginamos.
Recordando el falso mito ''el niño es muy pequeño y no puede'' de Margarita Heinsen en su libro ''Autoestima y tacto pedagógico en edad temprana'', podemos
 establecer una relación con la actitud del padre de Nemo: asume que su 
hijo, por su pequeña discapacidad en su aleta, no puede hacer 
determinadas cosas por sí mismo, con el inocente pero inadecuado 
objetivo de evitarle frustración. 
Uno
 de los sentimientos más gratificantes que nos hacen sentir repletos de 
alegría es esa sensación de haberse sentido capaz de hacer algo, de 
haberse superado. Pero con la sobreprotección, los prejuicios y las 
presuposiciones casi eliminamos la posibilidad de sentirse así.
Como bien dijo Will Smith a su hijo ('En busca de la feclidad'),
 ''nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera 
yo, ¿vale? Si tienes un sueño tienes que proteferlo. Las personas que no
 son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes. Si quieres 
algo ve a por ello y punto''  
  
 



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