En la cabecita de un niño un palo puede ser un
lápiz imaginario que escribe con tinta invisible. O un avión
supersónico. O una varita mágica que hace aparecer lo que deseemos. O un
señor que solo tiene un hueso y por eso se mantiene recto y firme. O una pesa para hacer ejercicio. O una nariz enooooorme como la de Pinocho.
¿Y si estas Navidades volvemos a disfrutar de las cosas sencillas, y hacemos ver a los peques el gran valor que estas tienen?
¿Y si estas Navidades volvemos a disfrutar de las cosas sencillas, y hacemos ver a los peques el gran valor que estas tienen?
Más que un anuncio de una bebida, lo propongo como un anuncio para pensar.
Una entrada muy buena... No creo que se necesiten grandes gastos de dinero ni juguetes muy sofisticados a veces lo más simple es lo que les hace felices a los niños y, también, a los adultos. Muchas gracias por compartir. Un beso
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