Siempre hay flores para quien desea verlas. Con esta frase, y el siguiente vídeo, arrancamos. Un post para pararnos y pensar. Una oda a lo que hay más allá de lo que vemos, las pequeñas cosas que ocurren en lo cotidiano que encierran mucha, mucha magia. Esos momentos sencillos llenos de emoción, asombro y energía que solo los niños, desde su ternura, nos brindan día a día... ¡y a veces se nos escapan! ¿O quizá no los valoramos lo suficiente? Pero, ¿cómo observan los niños el mundo que le rodea?, me pregunto. Y la respuesta que obtengo es contundente: lo observan con ilusión y con el sentimiento de que todo lo que captan es maravilloso, de ahí que deseen explorarlo. Y ahora...